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eBook Tú mismo eres tu salud y tu enfermedad - Pero Dios está contigo
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Departamento:
Santa Ana
Municipio:
Santa Ana
Tipo de anuncio:
Ofrecimiento
Tu enfermedad eres tú mismo; es la cosecha de tu propia siembra. Todo lo que has pensado, hablado y hecho negativamente y no has cambiado, es la causa de tu dolencia actual.
Ante todo, aprenderemos algo sobre la fuerza y el efecto de nuestros pensamientos. Pues en nuestro mundo de pensamientos se encuentra la llave para nuestro bienestar y sufrimiento, para la enfermedad y la salud.
La profunda fe en Dios y la firme confianza en él son fuerzas muy poderosas. Ayudan a superar enfermedades, penas y sufrimientos, y contribuyen de forma esencial a que sanemos.
Dado que no saben que cada ser humano en su interior, en el fondo de su alma, es un hijo de Dios, tampoco saben que Dios, nuestro padre, nos ama. Él desea hacernos llegar en cada instante desde su fuerza a aquello que nos ayuda, que nos libera, que nos sana y nos acerca a él. Dios, la Vida, es ayuda y sanación.
Si no estamos a favor de nuestro prójimo, estaremos a favor de nosotros mismos, pensaremos solo en nosotros mismos y así tampoco estaremos a favor de Dios ni con él.
La sanación interna solo es posible cuando suprimimos en nosotros todo sentimiento de rabia, dolor, agresión, enemistad, venganza, rudeza y expectativas. Dios nos ayuda en esto.
El autorreconocimiento es el primer paso hacia la mejoría, es la condición para sanar. Por eso deberíamos tener en cuenta que no es el reconocimiento de los errores del prójimo lo que libera nuestra alma de su carga y nos ayuda a sanar. Se trata de observarnos críticamente a nosotros mismos, descubrir las facetas de nuestras actitudes demasiado humanas, cuestionarnos sin disimulo a nosotros mismos y ver si nuestras buenas palabras no son solamente apariencia; o si detrás de ellas se esconden quizás agresiones depresiones, hostilidades y otras cosas más, o sea, aquellos programas que han conducido, por ejemplo, a una enfermedad.
Se trata entonces de desenmascararnos a nosotros mismos, a nuestro ego inferior.
La fuerza de Dios en nuestra alma es también la energía sanadora para nuestro cuerpo; es el espíritu de Dios en nosotros, la fuerza activa, sanadora, el espíritu santo. Él es el Médico y Sanador interno. Si permanecemos entregados a la protección divina, afirmando Su voluntad a pesar de las circunstancias externas, podemos experimentar Su fuerza: recibimos calor, luz y fuerza. Nos tranquilizamos y sentimos alegría; nuestro cuerpo se relaja y entra en la confianza.
ISBN: 978-3-89201-761-5
Ante todo, aprenderemos algo sobre la fuerza y el efecto de nuestros pensamientos. Pues en nuestro mundo de pensamientos se encuentra la llave para nuestro bienestar y sufrimiento, para la enfermedad y la salud.
La profunda fe en Dios y la firme confianza en él son fuerzas muy poderosas. Ayudan a superar enfermedades, penas y sufrimientos, y contribuyen de forma esencial a que sanemos.
Dado que no saben que cada ser humano en su interior, en el fondo de su alma, es un hijo de Dios, tampoco saben que Dios, nuestro padre, nos ama. Él desea hacernos llegar en cada instante desde su fuerza a aquello que nos ayuda, que nos libera, que nos sana y nos acerca a él. Dios, la Vida, es ayuda y sanación.
Si no estamos a favor de nuestro prójimo, estaremos a favor de nosotros mismos, pensaremos solo en nosotros mismos y así tampoco estaremos a favor de Dios ni con él.
La sanación interna solo es posible cuando suprimimos en nosotros todo sentimiento de rabia, dolor, agresión, enemistad, venganza, rudeza y expectativas. Dios nos ayuda en esto.
El autorreconocimiento es el primer paso hacia la mejoría, es la condición para sanar. Por eso deberíamos tener en cuenta que no es el reconocimiento de los errores del prójimo lo que libera nuestra alma de su carga y nos ayuda a sanar. Se trata de observarnos críticamente a nosotros mismos, descubrir las facetas de nuestras actitudes demasiado humanas, cuestionarnos sin disimulo a nosotros mismos y ver si nuestras buenas palabras no son solamente apariencia; o si detrás de ellas se esconden quizás agresiones depresiones, hostilidades y otras cosas más, o sea, aquellos programas que han conducido, por ejemplo, a una enfermedad.
Se trata entonces de desenmascararnos a nosotros mismos, a nuestro ego inferior.
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ISBN: 978-3-89201-761-5
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